30 marzo 2011
29 marzo 2011
La innovación educativa en los barrios pobres
TIC en el aula
El uso de las TIC, en los centros educativos se impone y sustituye a antiguos usos y recursos. El uso del ordenador y el software educativo como herramienta de investigación, manipulación y expresión tiene una cualidad muy motivadora y atractiva para el alumnado de los distintos niveles educativos.
El trabajo cotidiano con y en la informática permite al alumnado una intervención creativa y personal, mantener un ritmo propio de descubrimiento y aprendizaje, así como el acceso a la información más integral, permitiendo iniciar un proceso de universalización del uso y conocimiento de las TIC.
El profesor ha de adquirir un nuevo rol y nuevos conocimientos, desde conocer adecuadamente la red y sus posibilidades hasta como utilizarla en el aula y enseñar a sus alumnos sus beneficios y desventajas.
En la actualidad, los niños asumen con total normalidad la presencia de las tecnologías en la sociedad. Conviven con ellas y las adoptan sin dificultad para su uso cotidiano. En este sentido los docentes debemos propiciar una educación acorde con nuestro tiempo realizando nuevas propuestas didácticas e introduciendo las herramientas necesarias para este fin.
Es a la edad de tres años cuando la mayoría de niños tienen el primer contacto con un centro escolar, y a diferencia de épocas anteriores, en las cuales no se otorgaba gran importancia a esta etapa de la educación Infantil, en la actualidad se considera relevante, ya que sienta las bases de futuros aprendizajes, se adquieren hábitos de conducta y de convivencia, se suceden grandes cambios de crecimiento intelectual, adquieren gran capacidad de aprendizaje, etc.
Estas y otras características permiten considerar que la acción educativa que se lleve a cabo en este período será fundamental en su posterior proceso evolutivo. Esta acción educativa debe plantearse la utilización del ordenador como recurso para favorecer:
- La estimulación de la creatividad.
- La experimentación y manipulación.
- Respetar el ritmo de aprendizaje de los alumnos.
- El trabajo en grupo favoreciendo la socialización.
- La curiosidad y espíritu de investigación.
Extraído de: www.educared.net
22 marzo 2011
Educación democrática
“En una escuela democrática niños y adultos toman decisiones juntos”
Heike Freire , Londres
Sábado 29 de abril de 2006. Número 27
PASO A PASO. “No es posible cambiar una escuela anunciando repentinamente que a los niños se les concede un lote completo de nuevos derechos”Al principio de su carrera enseñó durante tres años en una escuela convencional. Según Gribble, fingió todo el tiempo intentando imponer en sus clases valores en los que no creía. Desde entonces, ha visto una gran diversidad de escuelas democráticas en todo el mundo.
DIAGONAL: ¿Qué entiendes por “educación democrática”?
DAVID GRIBBLE: Es tan sólo el nombre de moda para lo que hace 50 años se llamaba “educación progresista” y ahora la gente que, por ejemplo, lleva Butterflies (una organización de niños y adolescentes trabajadores y de la calle en Delhi) llama “educación no-formal”. Cubre una gran variedad de formas de educación, pero el elemento más importante es una relación de respeto mutuo, afecto e igualdad. En una escuela democrática los niños y los adultos toman decisiones juntos, deciden qué clases deben darse, qué normas son necesarias, qué profesores nuevos deben contratarse y, a nivel individual, cada niño decide si desea asistir a una clase, qué ropa vestir y cómo emplear su tiempo libre.
D.: ¿Qué aspectos consideras positivos y cuáles problemáticos?
D.G.: Una de sus fuerzas es que los niños que son tratados con respeto, confianza y cuidado, mantienen su natural autorespeto, confianza en sí mismos y preocupación por los demás. Los niños que son dominados, a los que se trata con desconfianza y hostilidad, tienden a volverse rebeldes, deshonestos e impredecibles. Los niños a los que se ha permitido elegir lo que desean aprender suelen mantener su interés por el aprendizaje. Un problema es que los niños que han disfrutado de una educación democrática, a veces encuentran difícil entrar en un mundo en el que las opiniones de la gente joven no se toman en serio. Esto me parece un problema, pero es el mundo el que necesita cambiar, no las escuelas democráticas.
D.: La mayoría de las escuelas democráticas son privadas, ¿qué clase de alumnado puede beneficiarse de este enfoque?
D.G.: Muchas de las escuelas democráticas en occidente son, en efecto, privadas; a los gobiernos no les gusta la idea de dar libertad a los niños, pero hay muchas excepciones: por ejemplo las escuelas en Kleingruppen en Suiza, la escuela elemental Prestolec en el Reino Unido, la escuela de la autodeterminación en Rusia y la Urban Academy en los Estados Unidos. La crítica de “ghetto” para gente rica me preocupó tanto en el pasado que estuve algunos meses investigando lugares como una residencia escocesa para evacuados altamente problemáticos durante la segunda guerra mundial, un instituto de Chicago para gente joven inmerso en la cultura de las bandas mafiosas, un pueblo de niños en Tailandia para huérfanos y víctimas de abusos, y la organización Butterflies en Delhi. Esta es mi conclusión después de la investigación, recogida en Lifelines, el libro que escribí sobre ellos: “Los niños para los que la educación no-formal es más importante son los despojados, los aplastados, los abandonados y los desesperados. Para los ricos, esta educación es deseable; para los pobres, es esencial”.
D.: ¿Piensas que sería posible democratizar la escuela pública?
D.G.: Es muy difícil cambiar una escuela una vez que ha sido creada. El Instituto por una Educación Democrática, en Israel, ayuda a las escuelas que ya existen a democratizarse, siempre que niños, madres, padres y equipo docente estén de acuerdo. Estos procesos suelen llevar cuatro años. No es posible cambiar una escuela anunciando repentinamente que a los niños se les concede un lote completo de nuevos derechos. En la Highfield Junior School, en Plymouth (Inglaterra), cuando a Lorna Farrington, la nueva directora, se le permitió hacer todo lo que quisiera porque la escuela estaba teniendo problemas, empezó por preguntar a cada grupo qué reglas quería poner en sus clases. Algunos años después los niños participaban en la selección de nuevos profesores, manejando los problemas de disciplina y llamando a los padres para hablar con ellos cuando pensaban que era necesario. Es posible democratizar una escuela autoritaria, pero lleva mucho tiempo.
D.: ¿Crees que la educación democrática podría ser una de las respuestas a la crisis actual?
D.G.: Mi impresión es que la educación democrática está avanzando en dos frentes: cada año hay más escuelas democráticas privadas en países distintos, y además los educadores de calle están siguiendo una orientación democrática aunque sólo sea porque estos niños no aceptan la autoridad adulta. También es cierto que en el mundo industrializado occidental la educación está fallando en dos cosas: cada vez más niños se niegan a ir a la escuela y muchos están traumatizados por la presión que reciben para que tengan éxito en los estudios. Estos problemas se están reconociendo y hay movimientos hacia una mayor democracia en las escuelas estatales, incluso en Inglaterra, donde el Gobierno es aparentemente hostil a la idea.
D.: En abril visitarás España para dirigir un taller con madres, padres y educadores, ¿cómo ves la situación en este país?
D.G.: Es la primera vez que viajo a España con este propósito, pero por los contactos que he podido tener, creo que existe un gran interés en este tipo de educación, tanto por tradición, como por lo que se podría llamar un movimiento emergente de renovación que está tomando fuerza.
La escuela pública inglesa
Blair hizo a primeros de marzo su apuesta más arriesgada como continuador del ‘thatcherismo’ cuando presentó al Parlamento una ley de reforma educativa que incorpora criterios de libre mercado a los colegios públicos (podrán ser gestionados por empresarios o grupos religiosos, y fusionarse si tienen éxito). La nueva ley de Educación fue aprobada el 15 de marzo con el apoyo de la oposición conservadora y el voto en contra de 51 laboristas por considerar que “la educación debe ser igualitaria”.
Práctica 0
19 marzo 2011
Francesco Tonucci
Francesco Tonucci (1941) es un pensador, psicopedagogo y dibujante italiano que se dedica al estudio del pensamiento y el comportamiento infantil.
Estás son algunos de sus dibujos, también he publicado una entrevista que se encuentra en la etiqueta de Educación y un video homenaje que se hizo con su trabajo como dibujante.
Juego en la infancia- Tonucci
En esta entrevista en La Contra de La Vanguardia del 11-9-2007 Tonucci explica con contundencia la importancia infravalorada del juego en la infancia y afirma que estamos robando la autonomía, herramienta básica de futuro, a los niños de 3 a 6 años.
Estas son sus palabras para leer varias veces y reflexionar como sociedad:
67 años. Nací en Fano y vivo en Roma. Estoy casado y tengo tres hijos y un nieto. Desde 1966 soy investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Cognición del Consejo Nacional de Investigación (CNR) Italiano. La política debería ser un servicio a la comunidad y es un servicio para pequeños grupos. Soy católico y creyente.
¿Qué quieren los niños?
Los niños que participan en el proyecto La Ciudad de los Niños (en 100 ciudades italianas, españolas y argentinas) piden todos lo mismo en sus reuniones con los alcaldes.
¿De qué se trata?
Espacio y autonomía. Tienen un gran conflicto con los coches porque estos crean peligro y y el peligro impide su autonomía. Unos niños italianos propusieron a un alcalde dividir el espacio: “Mitad para que aparquen los coches, mitad para nosotros”.
Angelitos
Estoy luchando con los alcaldes para que abandonen esa costumbre de construir parques para niños con columpios y toboganes. Los niños necesitan espacios donde, dentro de un clima de control social, ellos puedan hacen lo que quieran: pisar el césped, subirse a los árboles y jugar con las lagartijas.
¿No les gustan los espacios para niños?
Los pequeños no quieren estar recluidos en su habitación para jugar, ni en ludotecas, ni en todos esos espacios que construimos para que estén controlados. Lo que hace un niño controlado por un adulto es distinto de lo que hace solo. Están perdiendo esa posibilidad de vivir experiencias solos y por tanto la posibilidad de jugar.
Parece grave
A nivel cognitivo es gravísimo, por eso los niños están proponiendo que la ciudad retome el espacio público, como público.
¿Reivindican la necesidad de jugar?
Sí. Un niño le espetó al alcalde de Roma: “Estaba jugando en la plaza y un guardia me quitó la pelota”. Los niños tienen derecho a jugar en las plazas públicas. ¿Con la pelota? Sí. En Lima vi un cartel que suscribo: “Prohibido jugar a la pelota excepto niños”.
Plazas con pelotas y sin coches, ¿utópico?
Los niños deben poder jugar como quieran ellos. En el patio de casa, en la acera, en los paseos…, porque éstos son espacios públicos. Debemos invertir en cómo nuestras ciudades, no en una teórica, pueden transformarse en lugares donde los niños puedan ser niños. Y los que más me preocupan son los de tres a seis, porque les estamos robando la autonomía, herramienta básica de futuro.
¿Cómo percibimos hoy a los niños?
Los adultos y por tanto los propios niños se perciben como una persona que vale por lo que será mañana y no por lo que es hoy. Hoy educar significa pedir a los niños que dejen de comportarse como niños y lo hagan como adultos.
¿Cómo se soluciona?
Escuchando sus tonterías, porque cuando un niño dice una tontería es algo que no ha oído de sus padres ni de sus maestros.
Regáleme una tontería
El deseo de un niño: “Quiero una cancha de fútbol sin entrenador”. Entiendo que los niños estén hartos de adultos. La diferencia entre un niño de cinco años de hoy y yo cuando tenía su edad es que yo tenía mucho tiempo sin adultos, por mi cuenta. Hoy la gran preocupación es enseñarles todos los peligros.
Peligros que les cortan las alas
La soledad es la grave enfermedad de los niños que hoy viven en las ciudades ricas. Familias de hijos únicos, sin compañeros dentro de su propia casa y, debido al peligro ambiental, sin posibilidad de salir a buscarlos.
Tienen a sus compañeros de escuela
Amigos institucionales, compañeros controlables. En mi infancia hacer un amigo nuevo era un riesgo que requería capacidad de conocimiento de los otros, y me parece un valor enorme. La dificultad que hoy tienen los jóvenes de crear pareja estable se debe a que les faltó la experiencia de crear relaciones que tuvieran que afrontar solos.
El riesgo asusta
El riesgo es una componente esencial del desarrollo. Sería deseable que los niños encontraran sus obstáculos en el momento útil, medir si pueden saltar un riachuelo o si les compensa relacionarse con alguien.
Hay quien opina que ya tendrán tiempo.
Los pequeños pasan sus días frente a adultos instructores, les es difícil hacer cosas raras. Así se va alimentando una necesidad de riesgo acumulada que expresará con su primera moto y en las salidas nocturnas.
Interesante.
Los niños no son aspirantes suicidas, no buscan situaciones que no puedan dominar porque se trata de jugar. A cambio de impedirles ese juego exploratorio les damos protección y posibilidad de adquirir muchas cosas. Se crea así una relación perversa entre un niño que quiere mucho y un adulto que piensa que tiene que dar mucho para compensar lo que no puede darle. Los regalitos continuos destruyen la capacidad de juego.
¿Hay que renunciar al control?
Sí, hay que acompañar “pero de lejos”, como decía un niño argentino. Los niños aprenden mucho más jugando que estudiando, haciendo que mirando. El juego que hacen solos sin el control de los adultos es la forma cultural más alta que toca un niño. Los niños que han podido jugar bien y durante mucho tiempo serán adultos mejores.
¿Qué consejo daría a los padres?
Dele a su hijo más autonomía, con normas de espacio, de tiempo y sociales, y le sorprenderá cómo mejora la comunicación: correrá a contarle lo que ha descubierto.
Debemos perder el miedo…
Así es. en tres municipios de Roma los niños de seis y siete años van solos al colegio. Los padres y los tenderos controlan pero sin que los niños lo sepan. Para ellos es un gran regalo, se sienten reconocidos y se hacen más responsables. Y, curiosamente, esos barrios se vuelven más seguros.
Vía entrevista: La Contra de La Vanguardia 11-9-2007
Más información: Wikipedia
Más información: La ciudad de los niños
En El Blog Alternativo: Educación
En El Blog Alternativo: Se aprende más jugando que estudiando (2/2)